El Taller es coordinado por un equipo de trabajo: un Instructor/a de tango y un Profesional de la Salud. Ambos deben estar formados en el método Trossero, capacitados en técnicas y dinámicas de grupo, y como el dispositivo lo requiere, deben saber enseñar a bailar tango.
Se efectuaran entrevistas previas con los interesados en participar, a fin de delinear categorías diagnósticas que determinen la formación de grupos abiertos o cerrados
Si bien el abordaje de la persona se realiza siguiendo criterios operacionales estandarizados, fundamentalmente se tienen en cuenta las variables que se presentan en cada uno.
En cuanto al instructor de tango es sumamente necesario que este capacitado en tango-terapia. Es decir que tenga esta mirada particular del tango ya que trabaja en equipo con el psicoterapeuta induciendo procesos particulares.
Su rol es importante; y es a través de su enseñanza como se generaran los disparadores que luego se trabajarán con el terapeuta. Pudiendo aportarle a este información relevante en cuanto a lo trabajado con el cuerpo (observado o vivenciado a través de su propio cuerpo) a fin de abrir alguna cuestión para su posterior elaboración Además de permitirle al profesional psi, la observación de la situación desde otra perspectiva.
El enfoque terapéutico del taller, se inicia bajo la consigna de generar confianza entre los integrantes del grupo y la figura del coordinador. Se seleccionan actividades que favorezcan el alcance de este objetivo.
El TALLER
Se divide en dos partes bien definidas:
Parte 1: Ejercicios corporales, técnica, y práctica de pasos y figuras de baile.
En primera instancia se prepara al cuerpo a nivel integral. Dicha preparación contiene las bases y técnicas necesarias para el aprendizaje del baile.
PARTE 2 –Elaboración de lo ocurrido durante el taller de tango con el coordinador Psico – terapeuta.
El coordinador/es apunta a que cada integrante del taller exteriorice a través de sus palabras lo que vivió durante el mismo.
La tango-terapia es un puente entre nuestra psiquis y nuestro cuerpo. El contacto físico, el estimulo de la piel a través del tacto, los olores, que se generan en esta intima interrelación con el otro a través del abrazo, activa memorias propias que nos transfieren a nuestros primeros años de vida, al vínculo materno filial, de singular importancia en el desarrollo psíquico de la persona.
…”Cuando ocurre el abrazo se activan restos de esa arcaica memoria y se transfieren al momento viejas experiencias de los primeros años de vida. Se trata de experiencias de carácter personal e intransferible”… (Trossero)
El tango es un abrazo y sin duda un disparador de emociones por excelencia, la danza como puente logra que exterioricemos lo que no podemos decir ni expresar en palabras, nos permite aflorar sentimientos internos que pueden tener que ver con el amor, los miedos, el coraje, la cobardía, en fin nos permite exteriorizar, las emociones internas que dirigen nuestras vidas en forma inconsciente. Esas viejas experiencias escondidas en lo más profundo de nuestro inconsciente, se manifiestan en nuestro cuerpo. Será parte de la actividad del taller, descubrirlas y sacarlas a la luz llevándolas al consciente. Y es través de la red social que se genera entre los integrantes del grupo, y la identificación con el otro, como podremos compartir lo que esta ocurriendo, elaborar los conflictos y llegar a resolverlos. El solo hecho de poder mirarse en el otro, tiene efecto per se.
